Sinopsis: Eneas se presenta en casa de su amante Dido y le dice que los dioses le obligan a marcharse. Pero Dido le acusa de tomar la orden sólo como una excusa para dejarla. Eneas decide entonces rechazar la orden de los dioses y quedarse. Pero a Dido no le interesa la piedad. El mero hecho de que él haya pensado en dejarla es razón suficiente para que ella rompa su amor. Cuando Eneas ha abandonado Cartago, Dido decide morir por su propia mano.
Esta pieza es una de las grandes arias de la literatura operística. Es un lamento, un producto clásico de la ópera barroca. Es uno de los pocos lamentos barrocos que realmente pueden conmover al oyente hasta las lágrimas. Purcell escribió esta pieza con gran eficacia. Comienza con un motivo cromático descendente en el acompañamiento del bajo que se convierte en un ostinato profundamente triste. Al final del ostinato, Dido entra con su Lamento. Esta melodía cautiva con muchos y grandes efectos. Especialmente impresionante: en contraste con el ostinato descendente de la voz de acompañamiento, la melodía de Dido se esfuerza por ascender (desde el sol en “cuando” hasta el mi en “no”) con saltos de tono (y posteriores notas descendentes), lo que hace visible la discordia de Dido. También contribuye al estado de ánimo sombrío la hermosa apoyatura en el primer “laid” (una disonancia añadida, ajena a la melodía, que se produce en la parte acentuada del compás y se resuelve en la nota siguiente). Encontramos otro bello efecto de la voz cantada en el sombrío tritono sobre “trouble” en el ejemplo de la nota anterior. En la segunda parte, Purcell introduce otro elemento en la parte de la voz, “Remember me”, que resulta encantador por su sencillez. Con el “Remember me” final, Purcell permite que la música se eleve a alturas reconfortantes, antes de concluir con “forget my fate” en las profundidades de la desesperación.
Quizá la grabación más desolada y, por tanto, conmovedora sea la de Janet Baker. Canta el aria con una voz casi ahogada que sólo se abre en los últimos compases, creando un efecto magnífico.